
Aquel día cuando te acompañé al médico, ibamos riendonos, te contaba como era Juan, mi amigo, el médico al que ibas a conocer...Te había convencido para que fueras y le contaras lo que te pasaba, nunca supusimos que ese iba a ser el principio del fín...
Cuando a los pocos días lo volví a ver, supe que algo iba mal, muy mal, y no me equivoqué. Su mirada me lo dijo todo, casi no hizo falta hablar. A partir de ahí todo fué rápido, era como una carrera cuesta abajo, sin poder frenar.
Estaba todos los días contigo, a todas horas, no te quería dejar. Nunca supiste lo que te pasaba, nadie te lo dijo, nadie se atrevía. Tu estabas bien, hacías planes para el verano y del viaje que te gustaría hacer. Y yo te escuchaba, no sabes como, porque me quería convencer que todo aquello no estaba pasando, que yo me iría contigo donde fuera, al fín del mundo si hubiera hecho falta...
Tus amigos dejaron de venir, todos tenían miedo, no sabían que decirte, ni sabían disimular. Tú marido no quería ver lo que estaba pasando, se escapaba, yo creo que ni te quería ver, fué un cobarde, le aterrorizaba lo que iba a pasar. Todos miraban hacia mí, todos querían que yo tomará las riendas, yo era la que tenía que decidir sobre todo y fuí incapaz de decirte que el verano que iba a venir, tú ya no estarías, que nunca nos iríamos de viaje, que me dejarías sola.
Y en Febrero te fuiste, casi sin hacer ruido, lo último que recuerdo de tí fué que me sacaste la lengua porque te obligaba a comer, nos echamos a reir y me fuí, tirandote un beso al aire. Y ahí se quedó ese beso, para siempre, fué el último...a las dos horas de irme, me llamaron, todo había acabado...Lo que me consuela es que no sufriste, y hasta en el último momento nos reimos, nos miramos y siempre he pensado que tú sabias en el fondo, que era la última vez que me veías...
Eres y siempre serás mi hermana, mi amiga...
Recordaré tú vida, pero nunca, nunca, recordaré tú muerte...Te quiero.