viernes, 12 de diciembre de 2008

¡QUE ENVIDIA!


He ido a ver a mi otro hijo, estudia muy lejos de donde vivimos, él es una de las mejores cosas que tengo en la vida, ya veis, tengo hijos para todos los gustos. Aquí vendría bien la parábola del hijo pródigo, porque siempre del que más te preocupas suele ser el que menos te dá. Sinembargo este nos lo dá todo, sin pedirnos nada, y claro, como sabemos que es autosuficiente, no nos preocupa tanto y a veces pienso que hasta podría decirnos: "¡oye, que yo también existo!",pero nunca nos reprocha nada y lo comprende todo. Hemos ido a una fiesta que hacían los de su clase, no sabeis la envidia que me daban, por su edad, sus ilusiones, su felicidad en esos momentos. Tienen toda la vida por delante, se piensan que el mundo es de ellos y que nada les va a pasar, ¡que envidia!, ojala fuera siempre la vida así. Por lo que estudia, ahora se va su clase seis meses a navegar a saber donde, los ves tan ilusionados, comiendose el mundo y con todas las ilusiones puestas, que quisieras protegerlos a todos para que siempre fuera así. Aquí viene bien lo de la frase:"juventud divino tesoro", aunque suene muy retórica, pero es verdad, es uno de los mayores tesoros que tenemos y a veces no nos damos cuenta que pasa rápido y hay que disfrutarla. Como echo de menos esos años, ojala se pudieran recuperar, pero bueno, tampoco me voy a poner melodramática, cada edad tiene "su aquel", pero ¡que envidia me daban!.

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